*Fernando «Zapo» (cantante de la banda musical de hard-core Estricalla  

Entre los racistas (reactivos) y los antirracistas (activos) se sitúan los no racistas (pasivos), quienes pueden observar una situación general de discriminación como meros espectadores, y dependiendo del contexto y el momento pueden asumir partes del discurso racista, o no dudar en sumarse a una muchedumbre dispuesta a linchar aleatoriamente a quien considere una amenaza externa.

Los núcleos racistas son pequeños, pero sus técnicas de propagación se han perfeccionado, aumentando su grado de influencia en el debate político, popularizando su jerga y ampliando su perímetro de influencia social y cultural.

No confrontarlos es un error tan grande como lo es no acertar en el diagnostico concreto de cada situación,  para poder actuar y reparar la convivencia, y que esta no estalle o se deteriore, y todo se enquiste.

Organizar respuestas activas  a situaciones concretas y brotes de racismo, tejer red y crear grupos abiertos de debate y formación antirrazista para poder enfrentar ideológicamente un fenómeno que si bien no es nuevo  es diferente, denunciar y responder públicamente a las agresiones, y mostrarnos terribles y no aterrorizadxs. Bestela uda berua izango dugu gure aurrean…

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