*Fer «Zapo» (cantante de Estricalla)

Las Patrullas Ciudadanas son el embrión de las escuadras y la violencia y terrorismo fascistas. Son la correa de transmisión de las ideas supremacistas elaboradas por organizaciones y partidos de corte racista, y su puesta en práctica en la calle. 

La patrullas ciudadanas son grupos de acción creados, controlados y dirigidos por lxs fascistas locales más activxs. Realizan una actividad parapolicial y son una arma más de control social, complementando la labor de las distintas policías.

Actúan como un «bloque», pero no se organizan horizontalmente sino que son grupos estructurados verticalmente. Poseen su propio código y jerga racista que les sirve para identificarse entre ellxs y reconocerse y afianzarse como grupo.

Se aprovechan de la vulnerabilidad de la gente en los barrios y no contribuyen a solucionar ningún problema, sino a generar la sensación de que solo hay un gran y único problema, y unos culpables del mismo, y que ellxs tienen la única y simple solución.

Focalizan su actividad de vigilancia y control sobre grupos específicos, estigmatizando, señalando y persiguiendo a aquellas personas que por su apariencia o procedencia les puedan parecer «sospechosxs».

Las patrullas ciudadanas son una forma de atraer gente y hacer proselitismo político por parte de las organizaciones ultras, difundiendo su discurso y sus materiales de corte racista, y ampliando su base e influencia social para salir de su marginalidad política.

Son una fuente de captación de militantes para los grupúsculos fascistas, el banderín enganche para jóvenes desorientados ideológicamente, pero también para aquellos otros que quieren dar rienda suelta y poner en práctica su ideología ultra.

Las patrullas ciudadanas se suelen reclamar así mismas como apolíticas (Ni izquierdas, ni derechas), pero esa misma interesada indefinición, las define ideológicamente. Muy fachas.

Las patrullas ciudadanas son de los pocos espacios donde lumpen y burguesía comparten tiempo y actividad, además de la misma cólera. Son la testosterona estructurada y organizada.

Son una llamada a la acción, una aventura para los más jóvenes y una forma de sentirse joven para los más viejos. Una oportunidad para ser un «héroe» y formar parte de algo en camaradería, aunque solo sea de una turba militarizada unida por el mismo odio. Son un refugio para miserables, incontroladxs y violentxs.

Son un fenómeno más del proceso de regresión social y hooligalizacón cultural que vivimos, y un frente más, que obedece a una estrategia de desestabilización e involución política.

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